domingo, 4 de enero de 2015

PROMOCIÓN CULTURAL: "Malatesta, pensamiento y acción revolucionarios" Richards V., E. Tupac

Errico Malatesta ( 14 de diciembre de 1853 Santa Maria Maggiore, Campania, Italia — 22 de julio de 1932, Roma), es uno de los grandes teóricos del anarquismo moderno y con él podemos decir que se cierra la etapa de los clásicos anarquistas (junto a Pierre-Joseph Proudhon, Mijaíl Bakunin, Benjamin Tucker y Piotr Kropotkin).

"Solo se destruye lo que se sustituye"

"No pretendo poseer la verdad absoluta, creo más bien en la verdad social; la mejor forma de convivencia social no es algo fijo, valido para todos los tiempos y para todos los lugares, algo que pueda determinarse con anticipación, si no algo que, una vez asegurada la libertad, se va descubriendo y llevando gradualmente a la practica. Por eso, la solución está en dejar siempre la puerta abierta a otras soluciones, a poder ser mejores" 


"Todos somos egoístas, todos buscamos la satisfacción propia. Pero el anarquista encuentra su mayor satisfacción en la lucha por el bien de todos, por el logro de una sociedad en la que pueda ser un hermano entre hermanos, entre gente sana, inteligente, educada y alegre. Pero el que se adapta, el que está satisfecho de vivir entre esclavos y obtiene ganancias de la labor de esclavos, no es, ni puede ser anarquista."



"La discusión y las querellas han continuado sobre tantos otros puntos, y los exclusivismos igualmente. La simple convivencia no ha existido jamás; cada cual se cree superior al adversario en doctrina. Se está disgregado, desmenuzado así, y no se sabe ya reunirse para una actividad en común, cuando sería lo importante. Así la pasión, el fanatismo dominan siempre; pero la idea de la convivencia solidaria ha sido lanzada y el porvenir la realizará, cuando, con las dictaduras materiales, sepa romper también las dictaduras intelectuales."


Sobre la organización política Malatesta sigue un método muy didáctico:
En primer lugar define el origen del estado y del gobierno, posteriormente hace una crítica al sistema de estado y de gobierno en la actualidad y finalmente propone la alternativa del anarquismo como organización social y política.

Para Malatesta la palabra Estado significa el conjunto de instituciones que sustraen al pueblo la gestión de sus propios asuntos, para, mediante la delegación, confiar a algunos individuos la facultad de hacer leyes sobre todos y para todos (en esto coincide con Engels). Además, Malatesta insiste en el hecho de entender como sinónimos Estado y gobierno. La abolición del estado será, según él, la abolición de organización política que se apoya en la autoridad, y a la vez, la construcción de una sociedad libre y anti-autoritaria con los motores de la armonía y el concurso voluntario, para satisfacer todas las necesidades sociales.

El autor, a la vez, rechaza dos tipos de definiciones de Estado: en primer lugar, rechaza que estado se entienda como vínculo de conexión social, ya que por consiguiente, anarquía se podría entender como disgregación social. En segundo lugar, rechaza el concepto de estado meramente como poder central, ya que consecuentemente anarquía se podría entender solo como cantonalismo y comunalismo. Por estas dos razones, Malatesta propone evitar la frase "abolición de estado" y sustituirla por "abolición de gobierno".

Sobre el concepto de gobierno, Malatesta apunta que éste se ha constituido históricamente a partir de un hecho de fuerza (usurpación) o de la imposición por parte de un grupo social (predominio de la minoría sobre la mayoría). Respecto a este concepto, el autor nos da dos definiciones contrapuestas. La primera, que según él es la de "ellos" y consiste en entender gobierno como una entidad moral que contiene atributos de razón, justicia e independencia, con un poder social abstracto. La segunda definición, que según Malatesta es la de "nosotros", definiendo el gobierno como un conjunto de gobernantes que legislan para reglamentar las relaciones del hombre, que decretan, que fuerzan al servicio militar, que castigan, que monopolizan, que declaran la guerra y que obligan a todo el mundo con la finalidad de designios particulares. Su crítica al gobierno se basa en el hecho de que los gobernantes no pueden estar excepcionalmente dotados para apartar a los propios individuos de sus deliberaciones.

Una vez rechazado por amplias razones el concepto de Estado y gobierno, Malatesta propone la anarquía como modelo social y político en sustitución del modelo que impera en la actualidad.

Según Malatesta, el anarquismo tiene una única razón de ser, y es la rebelión moral contra la injusticia. El anarquismo nace cuando alguien ve que las causas de todo mal son las luchas entre los hombres con el dominio de los vencedores y la explotación de los vencidos; la sumisión de unos ante los otros a lo largo de la historia, con el consecuente nacimiento del capitalismo, el estado y la propiedad privada.

Para Malatesta, la base fundamental del método anarquista es la libertad. Según él, anarquía significa "no gobierno", es decir que el pueblo mismo tiene que decidir lo que hay que hacer y cuando hay que hacerlo. En el caso de darse situaciones que no se puedan resolver de manera instantánea se debería elegir delegados, los cuales serían personas escogidas entre las más inteligentes pero sin ninguna autoridad sobre las demás. Añade que la organización debe empezarse desde abajo e ir subiendo gradualmente (de lo simple a lo compuesto). Su concepción organizativa se basa en la existencia de muchas agrupaciones, dentro de las cuales existen los diferentes oficios, con sus respectivos delegados. Estos serían responsables de llevar las inquietudes de la agrupación a las asambleas, cuyas conclusiones serían devueltas a las agrupaciones. La finalidad de la anarquía se puede resumir en la necesidad de que surja una organización social cuyo objetivo sea el bienestar y la libertad, la reunión y la fraternidad humana.

Su pequeña crítica al movimiento anarquista es que, según el, a pesar que no debe verse la anarquía como algo utópico y lejano, se ha descuidado mucho de qué manera se llega a ella, despreocupándose de los medios y caminos para implantarla. A la vez, hace algunas aclaraciones sobre el concepto de "anarquista" y critica el pseudoanarquista. Según Malatesta, no basta para ser anarquista creer en el ideal de la anarquía, sino que hay que luchar para alcanzarla, reclamando siempre libertad y justicia. También rechaza el hecho de aparejar el concepto de rebelde al de anarquista. Define a los rebeldes como individuos pertenecientes a la clase oprimida que no rechazan convertirse en opresores; individuos con mentalidad y sentimientos de un burgués frustrado. Por todo esto, rechaza la confusión entre rebelde y anarquista.